El plan de Luisa González es volver a impulsar la educación pública

Candidata Luisa González sobre su plan de Gobierno

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Revolución Ciudadana

9/3/20235 min read

Cuando era guagua, Diego Palacios Ocles le dijo a su mamá que quería crecer e ir a la universidad. Ella le respondió: ‘hijo lo siento, no puedo, no me alcanza, no tengo’. Esa respuesta fue un golpe terrible, relata. “Nunca fue cuestión de capacidades”, apunta apesadumbrado. También que como es necio, consiguió dinero para la matrícula, “en ese tiempo todavía se pagaba, y yo tenía que trasladarme a Ibarra, para estudiar”.

En su visita a Imbabura, Luisa González, la candidata presidencial por la Revolución Ciudadana, escuchó este testimonio de Diego Palacios Ocles, que continuó así:

En el 2007 -recordó- llegó un tipo imponente, grande, de ojos verdes, Rafael Correa Delgado a la Presidencia.

“Y ese man dijo: eso (la educación) no es un negocio, es un derecho y estudié y no tuve que volver a pagar una matrícula. Dimos lo mejor y fuimos muy buenos estudiantes, pude acceder a becas Flacso-Codae y me gradué como magíster en políticas públicas. Ahora estoy a punto de graduarme de doctor en ciencias políticas, gracias a esas oportunidades. Nunca fue cuestión de capacidad sino de oportunidad”.

Diego Palacios Ocles recalcó en su intervención que él vio como la educación se fue convirtiendo en un derecho. Si se debe escoger una, al menos una huella dejada por la Revolución Ciudadana es su enfoque en la educación pública.

Durante su mandato, Rafael Correa Delgado impulsó el acceso a la educación, desde la inicial hasta la universitaria. Sus funcionarios implantaron nuevas políticas y reglas para acceder a cupos, de forma más organizada; el sistema se reestructuró, se eliminaron barreras, como por ejemplo, los USD 25 de la mal llamada contribución voluntaria que hacían los padres de familia de escuelas y colegios fiscales.

Ahora, desde el Gobierno de Lenín Moreno y en el de Guillermo Lasso, los padres deben pagar cuotas para comprar útiles de aseo, para lavar los servicios higiénicos y para mantener limpios los espacios. Algunas directivas de padres contratan a alguien y otras hacen turnos de fin de semana, para limpiar.

En el caso de los maestros se acabaron las palancas para ingresar al Magisterio, se implementó el Concurso Quiero Ser Maestro, además a través de la Ley Orgánica de Educación Intercultural Bilingüe, aprobada en enero del 2011, los maestros finalmente pudieron empezar la carrera con un sueldo digno de USD 817; sin la obligación de pagar cuotas sindicales.

También se promovió la jubilación, ya que antes con una aportación calculada con menos de un salario básico, los profesores recibían pensiones de miseria. Se les entregó estímulos para la jubilación voluntaria.

Durante ese Gobierno, la UNE, brazo político del MPD, hoy Unidad Popular, estuvo en contra de algunas medidas, por ejemplo la evaluación a los maestros, que era importante para subir en el escalafón. Al inicio los profesores tuvieron temor, pero luego se prepararon en grupo y dieron exámenes. En esa época se creó el Ineval, a cargo de la evaluación educativa.

Los asambleístas de aquella época recordaban que no debía paralizarse la educación porque se ha invertido en pagar a tiempo a los profesores, también en uniformes, útiles e infraestructura educativa. Así, la última paralización de la UNE duró 22 días y concluyó el 7 de octubre del 2009.

En cuanto a infraestructura educativa, no solo se construyeron unidades educativas del Milenio, en la zona rural. También en ciudades como en Quito, en donde la última construcción se había hecho 35 años antes (el Colegio Consejo Provincial de Pichincha), hubo nueva infraestructura.

La oposición ha mantenido la crítica a la construcción de las unidades educativas del milenio, que reemplazaron y absorbieron a las escuelas unidocentes (un profesor para todos los grados). Por ello, el Ministerio de Educación tuvo que organizar recorridos en transporte para llevar a niños de algunas comunidades hasta donde estaban las escuelas nuevas.

Las nuevas infraestructuras contaban con laboratorios de ciencias, química, física, bibliotecas, auditorios, canchas deportivas y más. Los padres de familia incluso, no solo sus niños, quedaban absortos al ver el funcionamiento de las pizarras digitales, que en esa época solo los colegios más caros usaban.

Después de un estudio que analizaba el impacto de las unidades educativas del milenio, que Flacso publicó en 2017, algunos medios continuaron criticando el modelo, que empezó a funcionar en septiembre 2008, cuando se inauguró el primero de estos centros en Zumbahua, cantón Pujilí, en Cotopaxi. Se intentó analizar cuánto pudo incidir en los alumnos. Quién sabe si ese período de tiempo era suficiente y si cambiaron otros factores, indispensables, para que el modelo funcione (capacitación de maestros, etc.).

En educación superior hubo evaluaciones y se cerraron las llamadas universidades de garaje, que solo cobraban y no ofrecían calidad educativa. Se entregó presupuesto para las universidades públicas, se inauguró cuatro nuevas. Y se instauró el sistema de acceso, que incluía un filtro, un examen porque nunca hubo cupos para todos, el llamado libre ingreso. Ganaban cupos los que llegaban primero a la fila, los padres se amanecían en carpas.

Asimismo, en el Gobierno de Rafael Correa hubo más becas que en la década anterior, en la que se ofrecieron alrededor de 300 becas. Mientras que del 2007 al 2016 hubo unos 20 000 becarios. Un grupo sufrió con Lenín Moreno, que empezó a retrasarse en el envío de recursos.

Luisa González ha reiterado que trabajará en lograr que quienes dejaron la educación, durante y después de la pandemia del covid-19 vuelvan a las aulas. Hasta junio del 2022 se calculaba que por lo menos 120 mil niños y adolescentes estaban en riesgo de desertar. Aunque la cifra podría ser mucho mayor, por el desempleo que golpea a las familias.

Ella y su binomio Andrés Arauz han dicho que volverán a apostar por la educación pública, la infraestructura olvidada; por la calidad educativa y por las oportunidades. Su visión es opuesta a la de la vicepresidenciable de Daniel Noboa, por ejemplo.

Sobre las universidades ha dicho que devolverá el presupuesto a las universidades, también que recuperará el programa de becas. El fin de semana estuvo con estudiantes de Yachay, y habló sobre eso.

En el sur de Quito construirá una universidad, con el apoyo del alcalde Pabel Muñoz y de la prefecta de Pichincha, Paola Pabón, sus coidearios, que están en la línea de fomentar la educación pública.

También se comprometieron a erradicar el analfabetismo, en todas su formas. Y en su plan se lee que reducirán la brecha tecnológica y de conectividad entre áreas urbanas, urbano marginales y rurales. La brecha se evidenció durante la pandemia, cuando los estudiantes se quedaban en casa para el estudio telemático y muchos no pudieron conectarse.